José Díaz: 50 años de ministerio sacerdotal en la diócesis de Guadix
En el Día del Seminario, cuando la Iglesia celebra la jornada más importante de oración por las vocaciones al sacerdocio, ofrecemos este testimonio del sacerdote José Día, ya jubilado, que cumplirá en unos días sus 50 años de cura y de servicio en la diócesis de Guadix.
Mi vocación sacerdotal se inició en el seminario Menor de Guadix, donde fui formado por los sacerdotes de la Compañía de Jesús, ya que mis respectivos Obispos Diocesanos, desde los años 40 en adelante, pusieron nuestros seminarios, Mayor y Menor, en manos de los Padres Jesuitas. Aquellos años post- conciliares fueron un tanto complejos y difíciles. Las vocaciones, por entonces, descendieron bastante, de ahí que solo dos seminaristas terminamos la Teología: D. Francisco Martín Martín, perteneciente a la diócesis de Granada, y un servidor, el único de la diócesis de Guadix.
Por fin llegó el día más deseado y anhelado; fue el 30 de abril de 1972. El Sr. Obispo de Guadix, D. Antonio Dorado Soto, me ordenaba Sacerdote en mi Parroquia de Santa María de Huéscar y al día siguiente, 1 de mayo, Festividad de San José Obre- ro, celebraba mi Primera Misa en la Iglesia del Con- vento de las Madres Dominicas de esta ciudad. Tras los meses de verano llegaron los primeros destinos. Así, el 7 de septiembre de 1972 fui nombrado Cura Ecónomo de Dehesas de Guadix y Encarga- do de Alicún de Ortega. El 15 de septiembre de 1973, Cura Ecónomo de Fonelas y Encargado de Huélago y Laborcillas, en donde estuve 12 años, siendo también, los tres últimos años, Arcipreste de Los Montes. Durante este periodo, trabajé con un buen número de jóvenes y niños formando una rondalla infantil con ellos… Fueron unos años de mucho trabajo que llenaron plenamente mi vida sacerdotal. El 5 de septiembre de 1984 fui nombrado Párroco de Castril y Encargado de Almontaras, Campocebas y Fuentevera; allí estuve 12 años. El 9 de Julio de 1996 me nombraron Párroco de Cúllar y Encargado de sus anejos. Allí conté con la compañía de mi paisano, D. Federico de la Rosa (Q.E.P.D.), sien- do también tres años Arcipreste de Jabalcón.
Posteriormente, D. Juan García Santa-Cruz me envió un año al Convictorio Sacerdotal de Salamanca. Allí convivíamos, descansábamos y nos renovábamos pastoralmente unos 40 sacerdotes de distintas diócesis españolas. Fue un año maravilloso de convivencia, y de compartir. Asistíamos por la mañana a clases en la Pontificia Universidad de Salamanca, junto con los seminaristas, y las tardes las dedicábamos a estudiar y a actualizarnos. Los fines de semana íbamos a ayudar a los sacerdotes de Salamanca y sus alrededores. Fue una magnífica experiencia y sobre todo muy enriquecedora.
A la vuelta de Salamanca estuve un año como Párroco de Beas de Guadix y más tarde fui nombrado Pro-Vicario General del Obispado, Canciller-Secretario y Párroco de Santa Ana de Guadix. Posteriormente, me desempeñé como Vi- cario General, Moderador de Curia y Canónigo de la S.A.I. Catedral, así como Párroco del Sagrario de Baza y Capellán de las Madres Dominicas, siendo también, algunos años, Arcipreste de Baza, hasta el día de mi Jubilación, el pasado 14 de septiembre de 2021.
Quiero terminar dirigiendo mi mirada a María, nuestra Madre, que hizo posible la Encarnación del Hijo de Dios; ella nos enseña a captar el momento favorable en el que Jesús pasa por nuestra vida, como ha pasado por la mía a lo largo de estos 50 años de sacerdote, y cada día nos pide una respuesta disponible y gene- rosa. Por eso hoy quiero pedir al Señor que ninguna ocupación o preocupación aparte mi mente, mi corazón y mi vida de lo único importante en esta vida: Tú, Jesús, que vienes y me pides cada día alojarte en mi corazón, en mi vida, para que libre de temor, te sirva con santidad y justicia todos los días de mi vida. Por eso… «hoy y siempre, cantaré eternamente tus misericordias, Señor» (Sal.88)
José Díaz Guijarro
Sacerdote
(Testimonio tomado de la revista Migreda)