III Domingo de Pascua. Ciclo A. 26 de abril 2020

*Jn 24, 13-35: Le reconocieron al partir el pan

Nunca está demás recordar el objetivo de las cosas, la finalidad de las causas, el sentido de la realidad. Hoy se nos aclaran las ideas y éstas sin querer nos llevan, a acoger alegremente lo obvio, cayendo en la cuenta de que el protagonismo en la Historia de la Salvación no es el “espectáculo” al que asistimos expectantes, sino que, más bien, nos vincula de tal modo que no podría haberse dado ese espectáculo de no haber sido nosotros coprotagonistas con quien nos ha salido al paso.

Los comentarios de aquellos dos que volvían a Emaús, podrían haberse quedado en meros cometarios, de no haberse hecho el encontradizo con ellos el Señor Jesús. La aparente ignorancia con la pregunta con que se acerca a ellos motiva una respuesta en los de Emaús que aún les mantiene fuera de todo protagonismo consciente, puesto que les arrastra una actitud informativa hacia el nuevo acompañante. Aún no caen en la cuenta de la realidad que les ha acontecido esos días, y sin embargo, una nueva oportunidad se les ha brindado. El camino, las maneras, los modales, la Palabra que viene desde el principio paseándose hasta ese momento acompañando la retirada hacia Emaús será cuanto abra el entendimiento para motivar a concienciar de su real y principal protagonismo, a los comentadores del “espectáculo”. Mas cuando el corazón estaba preparado, se les abrió por completo el entendimiento, y, aquellas manos y aquella bendición al repartir el pan culminó el camino de regreso a Emaús, punto de inflexión y de retorno al protagonismo, Jerusalén, pero, ya sí, consciente. El relato de lo que les ha pasado no es el del mero espectador ahora, no es el mero comentario, sino que es la propia experiencia con el resucitado, es lo vivido con Él en el camino al explicarles las Escrituras lo que proclaman a los apóstoles.

Ante la realidad que nos asiste, en la que hay mucho en contra de la fe, –especialmente nuestro desconocimiento de las Escrituras –, nosotros, herederos de la tradición apostólica y depositarios de la fe de los Evangelios, encerrados en nuestros ambientes de seguridad de la cómoda ignorancia, hemos de actualizarnos en el conocimiento de la Palabra de Dios de primera mano. Ya no seríamos unos meros comentadores de lo que nos han dicho o hemos visto desde lejos, sino que protagonizaríamos con nuestro estilo de vida coherente la experiencia del resucitado con palabras y hechos que ayudan en esta Historia de Salvación.

 Sergio J. Villalba Marcos

MisiTiraCómica2020 21Web