3 de mayo de 2020. IV Domingo de Pascua. Ciclo A. Domingo del Buen Pastor
Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Y de las Vocaciones Nativas
*Jn 10, 1-10: Yo soy la puerta de las ovejas.
Nunca está demás recordar el objetivo de las cosas, la finalidad de las causas, el sentido de la realidad. Hoy se nos aclaran las ideas y éstas sin querer nos llevan, a acoger alegremente lo obvio, cayendo en la cuenta de que reconocemos la voz del Buen Pastor al familiarizarnos en la lectura y la atenta escucha de su Palabra, para entrar a la Vida que Él nos dispone.
Jesús es el buen pastor que nos mira siempre con amor. ¿Sabemos que Él tiene una misión para cada uno de nosotros? Entre todas las voces que escuchamos en el mundo hay que aprender a reconocer la suya.
Las ovejas son un grupo de animales muy peculiares porque son extremadamente indefensas, no tienen medios para defenderse; es por eso que siempre necesitan que alguien las proteja. Además fácilmente se desorientan y se pierden no sabiendo volver al camino. Hoy Jesús se nos presenta como el Buen Pastor que nos ama con misericordia porque también nosotros necesitamos que alguien nos guie, nos dé luz, mostrándonos el camino, porque no nos lo sabemos todo; porque si lo queremos hacer todo por nuestras solas fuerzas nos equivocamos y necesitamos de alguien que nos muestre el camino, para recorrerlo con seguridad. Y ese es Jesús, el Buen Pastor, el que nos cura cuando estamos heridos, el que nos conduce por las veredas oscuras, el que nos quiere mostrar cuál es el verdadero camino. Y la lectura del Evangelio de hoy nos dice que el buen pastor conoce a sus ovejas y ellas escuchan su voz y lo siguen.
¿Has escuchado ya tú la voz del buen pastor? ¿Sabes como es su voz? Sabes reconocerla? ¿Ya le has escuchado? ¿Le has escuchado pronunciando tu nombre? El Señor te llama, te convoca y quiere que estés cerca de Él, porque acuérdate de que cada uno de nosotros tenemos una vocación, cada uno de nosotros ha sido llamado por Jesús, Él nos ha mirado y nos ha convocado para vivir una misión de amor. El Señor Jesús es Dios, y Él podría haber hecho todo por sí solo, pero no quiso que fuera así, sino que quiso convocarnos para que a través de cada uno de nosotros continuara su misión; y ante la realidad que nos asiste, en la que hay mucho en contra de la fe, Jesús quiere amar al necesitado a través de ti, quiere llevarle consuelo a través de tus palabras, quiere llevarle esperanza a través de tu amor, el Señor quiere abrazar el mundo con tus brazos, quiere hacerse presente a través de tu caridad y misericordia. ¿Sabes cuál es esa misión de amor a la que te ha convocado? Te has hecho esa pregunta en serio? ¿ya te la has respondido? Muchas veces henos oído decir que hay crisis de vocaciones, y sinceramente no es así. No hay crisis de vocaciones puesto que Dios que es quien llama no entra en crisis nunca. Quizás lo que hay hoy en día es crisis de respuesta, somos nosotros, los que estamos en crisis porque más bien no respondemos a la llamada de Dios y ni siquiera escuchamos ni nos preguntamos a nosotros mismos cuál es la vocación a la que Dios nos ha llamado. Seamos generosos con Jesús, el Buen pastor. Digámosle que sí, dándole todo nuestro ser.
Sergio J. Villalba Marcos